Y la tierra tembló...
A las 14:46 horas de un 11 de marzo de 2011, Japón sufre el mayor terremoto jamás recordado. La tierra tembló y lo hizo hasta un 8,9 en la escala Ritcher. Lo peor estaba por llegar, pero durante los más de dos minutos que duraraon los temblores, el miedo cubrió los sentidos.
El terremoto sacudió los gigantescos rascacielos y las preciosas casas que diseñan el paisaje nipón. Carreteras agrietadas, cortes de luz y agua, la furia de la naturaleza quiso tomar protagonisto. Después llegó el tsunami, ni el país más seguro del mundo ha podido hacerle frente. Olas de hasta 10 metros se hacían hueco entre las casas, arrastraba coches y trenes, no encontró ni un sólo obstaculo que pudiera frenar su crueldad.
Más de 1.000 personas han sido víctimas de esta destrucción, todas ellas simbolizan la tristeza de un país que debe recontruirse y sobreponerse a esta tragedia. Tristeza, impotencia, miedo, confusión... sentimientos que millones de personas no dejarán de sentir durante mucho tiempo. Aún se están viviendo las réplicas, la falta de sueño invade los hogares japoneses y la espera por saber las consecuencias reales del acontecimiento, resquebraja las sonrisas.
No soy japonesa, pero llevo a Japón en mi corazón porque me ha dado muy buenos e importantes momentos en mi vida, por esto, mis palabras de ánimo y aliento a todas aquellas personas que están viviendo esta catástrofe que siempre estará en nuestros pensamientos. En mi cabeza sólo hay un pensamiento: "ojalá pudiera estar allí para ayudar en todo lo posible".
Marga Pertegaz
A las 14:46 horas de un 11 de marzo de 2011, Japón sufre el mayor terremoto jamás recordado. La tierra tembló y lo hizo hasta un 8,9 en la escala Ritcher. Lo peor estaba por llegar, pero durante los más de dos minutos que duraraon los temblores, el miedo cubrió los sentidos.
El terremoto sacudió los gigantescos rascacielos y las preciosas casas que diseñan el paisaje nipón. Carreteras agrietadas, cortes de luz y agua, la furia de la naturaleza quiso tomar protagonisto. Después llegó el tsunami, ni el país más seguro del mundo ha podido hacerle frente. Olas de hasta 10 metros se hacían hueco entre las casas, arrastraba coches y trenes, no encontró ni un sólo obstaculo que pudiera frenar su crueldad.
Más de 1.000 personas han sido víctimas de esta destrucción, todas ellas simbolizan la tristeza de un país que debe recontruirse y sobreponerse a esta tragedia. Tristeza, impotencia, miedo, confusión... sentimientos que millones de personas no dejarán de sentir durante mucho tiempo. Aún se están viviendo las réplicas, la falta de sueño invade los hogares japoneses y la espera por saber las consecuencias reales del acontecimiento, resquebraja las sonrisas.
No soy japonesa, pero llevo a Japón en mi corazón porque me ha dado muy buenos e importantes momentos en mi vida, por esto, mis palabras de ánimo y aliento a todas aquellas personas que están viviendo esta catástrofe que siempre estará en nuestros pensamientos. En mi cabeza sólo hay un pensamiento: "ojalá pudiera estar allí para ayudar en todo lo posible".
Marga Pertegaz
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