Imagina que estamos en el taller de uno de los pintores más reconocido del siglo pasado, Picasso, y que éste acaba de terminar una de sus obras más singulares y carismáticas: El Guernika, de 1937.
De repente- seguimos imaginado- su ayudante, un joven atolondrado, tropieza con el valioso lienzo y lo tira al suelo, con la mala suerte de que éste se cuartea en un varias partes.
Al joven se le ocurre una idea: "Recomponer el cuadro sin que Picasso puda percibir daño alguno".
¿Alguien se anima a montar El Guernika como si de un puzzle se tratará para ayudar al joven?
Se trata de una idea que lanza el periódico EL Mundo en su edición digital, http://www.elmundo.es/especiales/2003/04/cultura/picasso/. , en la sección de cultura.
Una buena iniciativa, sin duda, que permite que los lectores se aproximen al legado artístico e histórico del que presume, no sin razón, la humanidad.
Laura Vidal
De repente- seguimos imaginado- su ayudante, un joven atolondrado, tropieza con el valioso lienzo y lo tira al suelo, con la mala suerte de que éste se cuartea en un varias partes.
Al joven se le ocurre una idea: "Recomponer el cuadro sin que Picasso puda percibir daño alguno".
¿Alguien se anima a montar El Guernika como si de un puzzle se tratará para ayudar al joven?
Se trata de una idea que lanza el periódico EL Mundo en su edición digital, http://www.elmundo.es/especiales/2003/04/cultura/picasso/. , en la sección de cultura.
Una buena iniciativa, sin duda, que permite que los lectores se aproximen al legado artístico e histórico del que presume, no sin razón, la humanidad.
Laura Vidal
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